Están tomándose un café, sentados sin saber por qué;
sin tema para conversar, no saben ni dónde mirar.
Se quieren pero no hay amor; se odian sin que haya rencor;
se buscan y huyen a la vez, entre el silencio que hay después.
La soledad les da su abrazo, pero no aceptan su fracaso,
y pretendiendo devolver un amor que ya se fue.
Y así pasan los días pretendiendo que todo está bien;
con silencios y café, esperando a que regrese el ayer.
Así prolongan el final, aunque ya todo les da igual;
su triste juego del amor, donde jamás hay ganador.
Pensando en lo que pudo ser, ninguno logra comprender
que entre silencios el vivir, es otra forma de morir.
Algo que empieza en alegría, cuando termina es agonía;
dolorosa confusión, donde no hay explicación.
Sólo silencios envolviendo la promesa que murió,
y un sentimiento de terror, al creer que nunca
encontraremos otro amor.
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