No debí pensar jamás
en lograr tu corazón
y sin embargo te busqué
hasta que un día te encontré
y con mis besos te aturdí
sin importarme que eras buena...
Tu ilusión fue de cristal
se rompió cuando partí
pues nunca, nunca más volví...
¡Qué amiga fue tu pena!
No te olvides de mí
de tu Gricel
me dijiste al besar
al Cristo aquel
y hoy que vivo enloquecido
porque no te olvidé
ni te acuerdas de mí.
¡Gricel! ¡Gricel!
Me faltó después tu voz
y el calor de tu mirar
y como un loco te busqué
pero ya nunca te encontré
y en otros besos me aturdí...
¡Mi vida toda fue un engaño!
¿Que será Gricel de mí?
Se cumplió la ley de Dios
porque sus culpas ya pagó
quién te hizo tanto daño.
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